martes, 12 de febrero de 2008

Latifundio, plutocracia y combustible.

Con sorpresa puede uno leer, que las tierras en Carimagua, están mejor en manos de unos cuantos, que en lugar de familias a las cuales el mismo estado les negó el derecho de proteger su vida, honra y bienes.

Primero deberíamos tener en cuenta que la definición de Colombia y su sociedad políticamente constituida es un ESTADO SOCIAL DE DERECHO, lo de “social” implica que los dirigentes se deben al pueblo, a la sociedad que los elige y que sus decisiones deben ser tomadas en pro de ellos, por y para su bien.

Mientras en el pais (y en el mundo) la plutocracia, sea la forma de poder dominante podremos ver que se invaden pueblos en busca de armas de destrucción masiva, o que por el bien de la gente se les niegue la posibilidad de tener tierras para ser trabajadas y se les de un “trabajo digno” para que generen riquezas que se irán directamente a bolsillos de otros.

La dependencia mundial del petróleo, no deja campo de maniobra a países del primer mundo, ellos ven como día a día, países árabes o “parias” como Venezuela, pueden desequilibrar la balanza económica internacional y generar sinergias que afecten la economía mundial, es por esto que se vira hacia los biocombustibles, buscando reducir su dependencia del petróleo, y estimulan la producción de combustibles "ecológicos" , para poder cumplir con las metas planteadas en el Protocolo de Kyoto respecto a la reducción de sus emisiones de gases de efecto invernadero. Pero esta nueva situación genera otro problema para el primer mundo, las materias primas para la generación de Biocombustibles (bioetanol y biodiesel) caña de azúcar, la yuca, la remolacha, el maíz, la soya, palma aceitera y el girasol, solo son cosechables en países del trópico.

Si bien la intención de generación de combustibles renovables y viables económica y ecológicamente es loable, también es cierto que la producción acarrea problemas ( en los países del tercer mundo) puesto que se genera una competencia en el uso de la tierra entre la producción de alimentos y la producción de materias primas para combustibles.

Es obvio que una gran producción necesita también grandes extensiones de tierra, esto tarde o temprano obligaría a los propietarios de tierras a prescindir de costos en vidas humanas y de la rica biodiversidad de países como el nuestro, para extender la frontera agrícola en función de monocultivos como el de la palma africana, cabe resaltar que sustituir totalmente la demanda actual de petróleo en el mundo por biocombustibles, se necesitaría sembrar el equivalente a tres planetas Tierra.

En Colombia La Diócesis de Quibdó ha denunciado que tras las masacres y ofensivas de paramilitares vienen los grandes proyectos de palma africana. Pueblos al norte del río Jiguamiandó como Andalucía, y Puerto Lleras, que sufrieron desplazamientos masivos entre 1996 y 2001, ahora ven florecer la palma africana, a esto le podemos sumar la declaraciones del señor presidente en el año 2005 en la cual textualmente dice "El país no se puede conformar con 200.000 ó 300 mil hectáreas de palma ni con 600.000. Hay es que tener millones….El desarrollo de la palma es una expectativa de toda la Nación".
Es una clara posición de quien se convertido en el mayor promotor de este cultivo en el país.


Sobre la posición de la generación de riqueza vertical, del ministro de Agricultura, en la cual los trabajadores se beneficiarán de sus trabajos en las plantaciones, además de poder ser controvertida desde su origen, pues para un campesino no puede haber nada mas realizador que trabajar su tierra en lugar de ser un trabajador con horario, se puede remitir al funcionario a la OIT que en sus informes reiterativamente planteado que las condiciones de trabajo en las plantaciones de palma africana son las como las más duras y esclavistas de todos los empleos conocidos, No solo las condiciones de trabajo, sino la persecución sindical y la imposibilidad de negociar cualquier mejora en las condiciones de trabajo, las formas de pago, la escasa seguridad de las labores, los elevados niveles de riesgo en el mismo, la contratación familiar estilo feudal, la subcontratación que impiden la negociación de cualquier beneficio laboral; lo convierten en un sector con unas relaciones de trabajo que nos devuelven cientos de años atrás. Todo ello solo buscando la reducción de costos. Esto basado en el modelo malayo (que es el asumido por los propietarios de estos monocultivos en Colombia)

Solo nos resta esperar y confiar que las injusticias no se reproduzca y que el gobierno se de cuenta que debe gobernar para ese 80% de la gente que sigue creyendo en el y no solo para el 0.5% que contribuye a la campañas.



Fuentes
WIKIPEDIA (http://www.wikipedia.com)
NATURA (http://www.natura.org.co)
INCODER (http://www.incoder.gov.co/noticias/verNoticia.asp?Id=512)